Pasamos muchas horas en la oficina, de manera consciente más que en cualquier otro lugar. Por eso, los compañeros de trabajo son, o deberían ser, la otra familia, pues compartimos con ellos una gran parte de nuestra vida y de nuestras experiencias.
El cuidado a los trabajadores ha pasado a ser una prioridad en las empresas, pero ya no únicamente en cuanto a salud y el bienestar de los empleados o su felicidad, la forma de contratar es ahora diferente, más humana.
Las empresas más vanguardistas lo saben, la actitud es lo más importante, por eso, entre los requisitos propios de cada puesto de trabajo, se buscan personas con valores, positivas, con ganas…en resumen, buenas personas que creen y fomenten un buen ambiente en la empresa.
Los empleados tóxicos que consiguen objetivos sin importar a quién tiren por el camino empiezan a estar en peligro de extinción. No se necesitan jefes que impongan su voluntad y generen miedo, se buscan líderes, personas que guíen a un equipo y que inspiren confianza y armonía. ¡De esos jefes que hasta te arreglan el día!
¿Qué es una buena persona?
Las buenas personas son buenas en la oficina, son buenas personas con sus amigos, con sus familias, con desconocidos… una buena persona no deja de serlo por estar en uno u otro ambiente.
Las buenas personas no son las que utilizan diminutivos y frases felices, pero están en pie de guerra en cuanto tienen ocasión.
Los reconoces porque te hacen sentir bien y van por la oficina siendo como son en realidad: amables, respetuos@s, atent@s, flexibles, cordiales, honrad@s, sonrientes, comprensiv@s, responsables… No es muy frecuentes verlas enfadad@s.
¡Las buenas personas, son buenas hasta cuando tienen prisa!
¿Cómo reconozco a una buena persona a la hora de contratar?
Para empezar, quien haga la entrevista de trabajo debe ser una buena persona, porque la empatía es algo básico. Parece ser que las personas semejantes se reconocen. Las vibraciones se transmiten.
Y por supuesto, todo el mundo puede tener días malos y malas entrevistas, hasta las buenas personas. Por eso, no sólo vale hacer las típicas preguntas acordes al puesto de trabajo. Hay que ahondar en la personalidad, en experiencias y en casos prácticos llevados a un nivel más personal, no únicamente laboral.
¿Por qué preocuparse de incorporar buenas personas a las empresas?
Las buenas personas pueden aportar mucho más que conocimientos y resultados en el trabajo:
- Generan buen ambiente en la oficina: menos estrés, mejores relaciones y por tanto, mejores resultados
- Tienen ganas de trabajar: nos les gusta perder el tiempo y se motivan con facilidad
- Saben aceptar los errores y por lo tanto aprenden de ellos
- Saben trabajar en equipo: les gusta aportar su granito de arena sin llevarse todos los méritos ni quitárselos a otros compañeros
- Aportan valores y honradez
- Ayudan a sus compañeros de trabajo
Podemos decir que las buenas personas contagian las buenas energías y hacen que el tiempo en la oficina sea mejor para los compañeros, con lo que el rendimiento y la productividad también serán mayores.
Además de las buenas personas, tener la mejor fruta de temporada en la oficina también genera muy buen ambiente entre los empleados, creando espacios coloridos e ideales para tomarse un descanso entre compañeros.